lunes, julio 16, 2007

Generación del 80

Su dulzura. Mi frialdad. Mi actuación. Mi experimento. Su frescura. Su espontaneidad.
Mentiras.
Su actuación. Mi ingenuidad. Mi soberbia. Sus marionetas. Mi imbecilidad. Su arte.
Mentiras.

Nuestro asombro. Nuestra inocencia.
Nuestro terror. Nuestra inseguridad. Nuestra debilidad.
Su enojo.
El aire enrarecido. El tiempo detenido.

Su cólera.

El sinsentido.

Nuestra culpa. El absurdo de nuestra culpa.
Nuestro amor por la quietud. Nuestro terror de tormenta.
Mi hartazgo. El germen de su hartazgo. Nuestra cobardía.
El aire enrarecido. El tiempo detenido. Los sonidos suspendidos. Los olores escondidos.
La inútil voluntad de prevalecer.
La capitulación. Nuestra capitulación.
Nuestra miseria. Su miseria. El absurdo en escena.
El silencio. El silencio.

El aire. El tiempo. Otro tema. La conversación banal.

Mi risa. Sus abrazos.
El olvido.
Nuestras miradas. La verdad.
El miedo a la verdad.
Mentiras.

lunes, junio 04, 2007

Luego regreso

El péndulo llega tan lejos como puede. Y luego regresa. Y hay un instante, en sueños se quiebra eterno, el péndulo queda inmóvil. No dejará de mirar hacia delante, detenido, ya está mirando hacia atrás. Y piensa. Piensa. Se pregunta. ¿Qué hago acá? ¿Adónde voy? ¿Cuál soy, éste u otro... acá u otro “tan lejos como puedo”? Apenas un instante. La eternidad se fuga en ese instante, y desaparece. Una vaga idea de Verdad, inmediatamente escapa para siempre... otra eternidad dura hasta la siguiente. Sólo resta admirar a quienes pueden vivir Verdad. Él sólo puede verla. Vista, apenas, se aleja sin ser vivida. Inútil grito sordo detrás del vidrio, no pueden oírme. Nadan, ciegos, mudos, viven. Bienaventurados ellos, no saben de péndulos, de eternidades efímeras, de Verdades. Evidencias de vivir, qué más necesitan. ¿Para qué querrían verla? Maldita pecera, me ha dejado fuera.

Camino por la peatonal el cuello bien alto, mirando el suelo, entontado, una revelación se cuela por las baldosas y me detengo, y levanto la mirada, y regreso
y siempre la verdad es extremo en el péndulo, instante pleno.
Miro las palomas del campanario y vuelan y no saben
es aire eso que las rodea, no saben, no piensan,
vuelan.
Yo las miro desde mi extremo
y luego regreso.

domingo, mayo 06, 2007

Cruzando el boulevard

Cruzando el boulevard. Ahora sé que fue cuando cruzaba el boulevard. Silbaba la voz de Louis, cruzaba el boulevard, bocinas, semáforos, sendas peatonales, cordones, veredas, y humo, bastante humo, trompetas y la voz de Ella, todo silbido, platillos, tambores. Si tiro de acá, se afloja de allá. Claro como el agua de este vaso, la bebo, y si hubo un movimiento acá me pregunto dónde habrá habido otro movimiento para llenar ese vacío que quedó por allá. Claro como el agua que tomé. Cuidado, cuidado. Ya no se pueden tomar decisiones así como así, cruzando la avenida, no, no, hay que pensar en eso que se tambalea allá uno no sabe dónde, pero en algún lado. Y quizás es ahí en esa otra esquina, y en esa obra en construcción, y esa decisión o aquel pensamiento, o ese saltito demás para evitar el charco, el bache en esta callecita, empujan un poquito ese martillo, y se tambalea ese martillo mientras voy cruzando este pasaje, esta callecita que acá nunca debe pasar nada, y cae, cae. Paf. Estaba claro como el agua y ahora me duele tanto la cabeza por ese martillo metafísico que siempre te agarra en callecitas donde no pasa nada. Ahora sé que fue cuando cruzaba esa callecita, pero no lo puedo parar y a cada paso pienso en todo eso que puedo llevar atado a los pies y que mueve todo lo demás, y todo lo demás que atado a mí me mueve sin que yo quiera, que me tira martillos, que me hace ver las cosas claras como el agua que me lava las manos y se va por esa rejilla a mover otras cosas, otros martillos mal colocados en el borde del andamio de alguna obra en construcción de alguna callecita, avenida, boulevard. Cuidado, cuidado caminante, cuidado, porque si cada persona, cada animal, cada planta, cada cosa viva o muerta o ese vacío que hay ahí es un punto y entre cada punto hay una línea y cada línea como un hilo se estira y se elonga y se retrae y se tira de acá, de allá, todo el tiempo desde acá y de allá, atado a perros y a autos y a gente buena y mala y a errores y a pasados, a olvidos, a las llaves, a este mueble, al tiempo, a todo, ya no voy a poder caminar más, ya no me voy a poder mover más, todo tirante ya, todo fijo donde tiene que estar, mejor así, no mover nada, nada, que se te cae otro martillo, se cae, te juro que se cae. Rojo: cruzar.

viernes, marzo 23, 2007

Bien, todo está bien

Yo no leí Sobre héroes y tumbas de Sábato. Aún. Pero hace unos días visitaba el blog de una amiga y me doy con una frase citada de ese libro, que analiza las posibles alternativas de la existencia de Dios. Por su tono irónico, me parecieron muy similares a algo que había leído hacía años, en un libro de la biblioteca de mi abuela: Diccionario Filosófico, de Voltaire. Busqué el libro y me puse a revisar el índice de sus dos tomos. No recordaba el nombre del artículo específico donde había leído aquéllo, por lo que pasé primero por los de Alma, Ateísmo, Ateo, Teísmo, Teología; no pude evitar leer el de Onán, que me causó mucha gracia; y finalmente volví a revisar el primer tomo y llegué a un artículo titulado Bien, todo está bien. Era ése. Lo leí y volvió a gustarme tanto como aquella vez en la casa de mi abuela. En realidad, las palabras e ideas no eran exactamente las mismas que en Sábato, lo cual apaciguó mi espíritu de detective buscando plagio en un autor tan respetado. Sin embargo, sí son muy similares en cuanto al tono irónico con que Lactancio representa a Epicuro, y eso me lleva a pensar que quizás la abuela de Sábato también tenía este Diccionario Filosófico.

Dice Voltaire en su diccionario:

"Ruego a los filósofos que me expliquen la frase todo está bien, porque yo no la comprendo. ¿Significa que todo está arreglado, todo está organizado, según la teoría de las fuerzas movientes? Si esto significa, lo comprendo, y confieso que así es. ¿Entendéis por esa frase que todos tienen salud y medios para vivir y que nadie sufre? Sabéis tan bien como yo que eso es falso. ¿Creéis que significa dicha frase que las lamentables calamidades que afligen al mundo son un bien con relación a Dios y le regocijan? No creo semejante horror, ni vosotros tampoco. Haced el favor de explicarme qué significa todo está bien. (...)."
"No soy aficionado a las citas que ofrecen ordinariamente dificultades, pues omitiendo lo que precede y lo que sigue a lo citado, nos exponemos a reclamaciones. Pero no puedo dejar de citar a Lactancio, Padre de la Iglesia, que en el capítulo XIII de su libro titulado De la cólera de Dios hace decir a Epicuro lo siguiente: "O Dios quiso quitar el mal del mundo y no pudo, o pudo y no quiso, o no quiso ni pudo, o quiso y pudo. Si quiso y no pudo, es impotente, y esto es contrario a la naturaleza de Dios; si pudo y no quiso, es perverso, y esto también es contrario a su naturaleza; si no quiso ni pudo, es al mismo tiempo perverso e impotente; si quiso y pudo, que son los únicos partidos que convienen a Dios, ¿por qué existe el mal en el mundo?"