lunes, junio 04, 2007

Luego regreso

El péndulo llega tan lejos como puede. Y luego regresa. Y hay un instante, en sueños se quiebra eterno, el péndulo queda inmóvil. No dejará de mirar hacia delante, detenido, ya está mirando hacia atrás. Y piensa. Piensa. Se pregunta. ¿Qué hago acá? ¿Adónde voy? ¿Cuál soy, éste u otro... acá u otro “tan lejos como puedo”? Apenas un instante. La eternidad se fuga en ese instante, y desaparece. Una vaga idea de Verdad, inmediatamente escapa para siempre... otra eternidad dura hasta la siguiente. Sólo resta admirar a quienes pueden vivir Verdad. Él sólo puede verla. Vista, apenas, se aleja sin ser vivida. Inútil grito sordo detrás del vidrio, no pueden oírme. Nadan, ciegos, mudos, viven. Bienaventurados ellos, no saben de péndulos, de eternidades efímeras, de Verdades. Evidencias de vivir, qué más necesitan. ¿Para qué querrían verla? Maldita pecera, me ha dejado fuera.

Camino por la peatonal el cuello bien alto, mirando el suelo, entontado, una revelación se cuela por las baldosas y me detengo, y levanto la mirada, y regreso
y siempre la verdad es extremo en el péndulo, instante pleno.
Miro las palomas del campanario y vuelan y no saben
es aire eso que las rodea, no saben, no piensan,
vuelan.
Yo las miro desde mi extremo
y luego regreso.