viernes, marzo 23, 2007

Bien, todo está bien

Yo no leí Sobre héroes y tumbas de Sábato. Aún. Pero hace unos días visitaba el blog de una amiga y me doy con una frase citada de ese libro, que analiza las posibles alternativas de la existencia de Dios. Por su tono irónico, me parecieron muy similares a algo que había leído hacía años, en un libro de la biblioteca de mi abuela: Diccionario Filosófico, de Voltaire. Busqué el libro y me puse a revisar el índice de sus dos tomos. No recordaba el nombre del artículo específico donde había leído aquéllo, por lo que pasé primero por los de Alma, Ateísmo, Ateo, Teísmo, Teología; no pude evitar leer el de Onán, que me causó mucha gracia; y finalmente volví a revisar el primer tomo y llegué a un artículo titulado Bien, todo está bien. Era ése. Lo leí y volvió a gustarme tanto como aquella vez en la casa de mi abuela. En realidad, las palabras e ideas no eran exactamente las mismas que en Sábato, lo cual apaciguó mi espíritu de detective buscando plagio en un autor tan respetado. Sin embargo, sí son muy similares en cuanto al tono irónico con que Lactancio representa a Epicuro, y eso me lleva a pensar que quizás la abuela de Sábato también tenía este Diccionario Filosófico.

Dice Voltaire en su diccionario:

"Ruego a los filósofos que me expliquen la frase todo está bien, porque yo no la comprendo. ¿Significa que todo está arreglado, todo está organizado, según la teoría de las fuerzas movientes? Si esto significa, lo comprendo, y confieso que así es. ¿Entendéis por esa frase que todos tienen salud y medios para vivir y que nadie sufre? Sabéis tan bien como yo que eso es falso. ¿Creéis que significa dicha frase que las lamentables calamidades que afligen al mundo son un bien con relación a Dios y le regocijan? No creo semejante horror, ni vosotros tampoco. Haced el favor de explicarme qué significa todo está bien. (...)."
"No soy aficionado a las citas que ofrecen ordinariamente dificultades, pues omitiendo lo que precede y lo que sigue a lo citado, nos exponemos a reclamaciones. Pero no puedo dejar de citar a Lactancio, Padre de la Iglesia, que en el capítulo XIII de su libro titulado De la cólera de Dios hace decir a Epicuro lo siguiente: "O Dios quiso quitar el mal del mundo y no pudo, o pudo y no quiso, o no quiso ni pudo, o quiso y pudo. Si quiso y no pudo, es impotente, y esto es contrario a la naturaleza de Dios; si pudo y no quiso, es perverso, y esto también es contrario a su naturaleza; si no quiso ni pudo, es al mismo tiempo perverso e impotente; si quiso y pudo, que son los únicos partidos que convienen a Dios, ¿por qué existe el mal en el mundo?"